Este es uno de los slogans más reconocidos del siglo XX y fue escrito en 1947 por una de las primeras copywriters del mundo, Frances Gerety.
Frances Gerety trabajaba en el equipo creativo de la reconocida agencia Philadelphia N.W. Ayer & Son. Cuando entró a la agencia le designaron inmediatamente la marca de diamantes De Beers por ser una marca más femenina y para la cual trabajó durante 25 años. Frances tenía una compañera en el equipo, la señorita Dorothy Dignam. Ambas eran dos mujeres valientes en un mundo de hombres y aunque nunca se casaron, se encargaron de posicionar a los diamantes como el vínculo emocional con el compromiso del matrimonio.
Frances Gerety pensó en el slogan tras unas largas semanas de preparación de campaña y cuando finalmente se echó en la cama a descansar, se dió cuenta que no tenía una línea final. Anotó el slogan rápidamente en un papel, a la mañana lo releyó y le pareció normal. Cuando presentó la campaña nadie saltó de la emoción con su línea de texto final y seguramente fue porque había acertado en la esencia máxima del producto, había dado en el clavo.
Cuando se lanzó la campaña eran épocas de vacas flacas en América debido a la recesión. Muchas de las mujeres de la época preferían un regalo de bodas práctico como una lavadora de ropa o un coche, pero el impacto del mensaje era tan bueno y verídico que muchas de ellas empezaron a cambiar.
Para la década del 1950 la campaña ya era un éxito habían pasado solo dos años para que la venta de diamantes aumentara en un 55 por ciento. La tradición del anillo de compromiso de diamantes siguió creciendo consistentemente en América y luego en Europa hasta el punto de que la gente llegaba a decir en la calle "una chica no está comprometida a menos que tenga un anillo de compromiso de diamantes. “
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